Es en la pregunta de la pintura que Mariana Pereyra se ha abocado a seguirla buscando, a encontrarla –transida o transformada- a partir de recursos y materialidades que la destituyen y la sustituyen para conformarla –todavía- como crisol en eterna evolución. No está en los colores o esencialismos que nos llevaron a decirla como una promesa, llegados a los pigmentos o a la idea de los pigmentos. La sabemos agotada, y aún, necesaria más allá de las distancias que nos imponen los asunciones y convencionalismos que la rodean y persiguen como objeto de validación cultural y consumo. Pintar para qué, desde dónde y, sobre todo, con qué.
Más que a la esencialidad, Mariana Pereyra da un salto a otras materialidades, siguiendo una pregunta –todavía contemporánea- de lo que cabe –o puede caber- en el lienzo, la madera o el muro. Dicha la pintura como una idea –más allá de sus bordes y sus límites- traza émulos de una tradición donde las formas se vuelven temas, arma constelaciones de signos y configuraciones a partir del uso de materiales menos convencionales, encontrados a lo largo de sus investigaciones sobre arte popular en diversas regiones del país: por aquello que define regionalismos y cosmogonías que viven guardados en remansos que se escurren, escapan y acaban imponiéndose al ejercicio de la modernidad. Fascinada por las posibilidades formales que devienen de sus técnicas, revisando sus elementos formales y expresiones a partir de tensiones y saturaciones hechas con chaquiras, chaquirones, estambres, popotillo y bisutería en paletas específicas de color que remontan y revisan sus posibilidades en las texturas de campos compositivos que, enhebrados literalmente en un tejido de sentido, apelan en sus brillos y opacidades a lo sublime desde la materialidad.
Mariana Pereyra pinta –todavía– desdiciendo la pintura, cambiándola de lugar, para constituirla de esa forma, desde otros avatares, siguiendo un camino en el que confluye lo ancestral en una búsqueda por conjurar –aunque sea de momento– el deterioro veloz al que nos tiene sometido lo contemporáneo.
Mariana Pereyra (CDMX, 1972) Cursó la Licenciatura y la Maestría en Artes Visuales. Actualmente investiga las posibilidades formales de la pintura contemporánea al hacer uso de materiales y técnicas provenientes del arte popular. Temáticamente investiga las posibilidades entre la abstracción y diversas imágenes que nos remiten a elementos pop como: personajes del manga y onomatopeyas. El concepto general de estas pinturas es el mover fronteras en el arte, compartimentos estéticos, definiciones eurocéntricas, para cuestionarlas y rehacerlas, poniéndolos en un diálogo frente a frente y a la par.
SOBRE EL AUTOR
Ricardo Pohlenz (Puebla, 1965). escritor, poeta y crítico. Es autor del libro de relatos Lounge, los libros de poemas visuales El azul del cielo, Cetacea, Bac Kga Mon, Cuc Amo Nga y el libro de varia La vocación de submarino. Buscando la frontera entre poesía y otras disciplinas se ha dedicado a realizar performances que tienen como base el discurso poético en eventos realizados en distintas instituciones como el Museo Nacional de Antropología (dentro del Foro de Mega Ciudades), el Museo Tamayo, Casa del Tiempo de la UAM, así como también, a partir de textos e imágenes propone extensiones posibles para el discurso poético y las posibilidades de lo narrativo a través de redes sociales así como en diversos festivales de poesía y ferias editoriales independientes.. Ha colaborado en diversas publicaciones. Hizo con Fernando Díaz Corona el grupo de vodevil posmo Ositos Arrítmicos de Lemuria y fue curador de las muestras de poesía sonora Verbatim Vortex y Sonorama en el Museo Experimental el Eco. Ahora desarrolla el proyecto Maniquí Zombi con Ricardo Rendón. Ha impartido cursos y talleres en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, la Fundación Jumex, SOMA, el Claustro de Sor Juana, el ITAM y el Centro de Diseño Cine y Televisión. Dirigió el Taller de poesía visual en Taller Prosperidad. Lleva a cabo nuevos proyectos de narrativa situacional, poesía experimental y estrategias educativas entre los que destaca el Seminario Raymond Roussel, proyecto multidisciplinario en los espacios Héctor Escandón y Aeromoto. Participó en las Jornadas perequianas organizadas por la UNAM en Aeromoto y el MUAC. Participó, dentro del Festival Kerouac 2020, con un performance a mitad de camino entre Ezra Pound y Ai Weiwei. Ha realizado una serie de bati-performances a partir del poema Batman de José Carlos Becerra, así como la publicación del "bati-fanizne". Se dedica actualmente a otras revisiones y apropiaciones.
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