Locutor - Aria de divertimento, un lugar donde los clásicos cobran…
Voz - ¿A tiempo? ¿diario? ¿mucho?
Locutor - No, un lugar donde los clásicos cobran vida.
La música "clásica" lleva en el nombre muchos pecados (y unas cuantas incongruencias). Arrogancia de principio que se ve en el vestuario de sus liturgias, en los gestos de sus intérpretes, pero sobre todo en la voz de los locutores de radio (y televisión) que transmiten esta música "clásica", como sinónimo de imperecedero y trascendente, refinamiento por encima de toda otra tradición musical.
A inicios del siglo XXI, yo era las tres: era músico clásico —o casi, porque soy guitarrista—, colaboraba con la estación de radio Opus 94 y si bien sólo me vestía para los conciertos con la elegancia requerida, no dejaba de hacer gala de esa petulante y casi encantadora, pero muy molesta, pedantería. De modo que fue muy natural el querer buscar cómplices con los que, en absoluta confianza, pudiera hacer mofa y escarnio de esas tres cualidades que no me han abandonado, en un programa de radio por cuya ficción pasarían los grandes momentos y compositores de la música clásica. ése fue el punto de partida de Aria de divertimento.
Así, a mediados del 2002 recurrí a Haydeé Boetto que, aunque joven, era vieja amiga y ella trajo a Ricardo Esquerra, entrambos dieron vida al operador Don Chucho y al Locutor (personajes centrales de esta emisión), y entre los tres pasamos muchas horas de escritura alegre y absurda, para los libretos de cada programa. La radio —que al igual que la música se termina de construir en quien la escucha—, hacía posible una triple entrevista a Vivaldi, Beethoven y Bach a propósito de la originalidad en la música y los tlacoyos con maíz azul, o asistir al estreno de "La Consagración de la primavera", con todo y el escándalo que se produjo. La radio nos permitía poner a Mozart, Schubert y Tchaikovsky a competir en el "European Classical Idol", o a Pablo Casals, David Oistrakh y Sviatoslav Richter participando en "La hora del aficionado".
El proyecto se presentó a Radio UNAM, merced a la benevolente intervención de Javier Platas y en el 2003 se transmitió el primer programa de Aria de Divertimento.
Encuentro de dos mundos, oposición entre una pretensión clásica y aquel que está fuera de ella, coloquio retratado al inicio de cada programa, en la exagerada sentencia que el locutor hace de un valor inexistente o inútil (o que sólo existe en una inútil exageración) a la que respondía una voz cualquiera, transformando la exacerbada autocomplacencia en equívoco.
Locutor - Aria de divertimento, un lugar donde los clásicos tienden…
Voz - ¿ropa?
_________Locutor - Aria de divertimento, un lugar donde los clásicos engendran
Voz - ¿chamacos? ¿vida protozoárica?
_________Locutor - Aria de divertimento, un lugar donde los clásicos cupulan…
Voz - ¡Orale! ¡Salud!!! Ora si le afloró la Santa julia…Ire, me dejó mudo
Locutor - Un lugar donde los clásicos cupulan, de cúpulas, de bóvedas, ABÓVEDAN.
Voz - Ahh…¿Bóvedan?
Locutor - Un lugar donde los clásicos abóvedan los techos de las grandes construcciones musicales
Voz - Ah. Pero cúpula ni es verbo y abovedar lo conjugó mal
_________
Locutor - Aria de divertimento, un lugar donde los clásicos a mí me la pelan… digo animan y apelan
Voz - Ya mejor váyase a su casa
20 años han pasado y muchas cosas han cambiado. Me doy cuenta de mi vejez al seguir disfrutando de un humor que quizás hoy, para ciertas personas, resultaría inadmisible. Supongo que nuevas formas de arrogancia se han desarrollado, a través nuevas formas de corrección incontestable, que imponen la modernidad como dictadura, que hacen evolucionar nuestra cultura, y sin duda, para todas ellas, vendrán nuevas formas de mofa y escarnio en un también nuevo y cuestionable humor.
Ciertamente nos hemos transformado, pero la petulancia de la música clásica y la academia en general sigue intacta. Cada vez menos gente nos toma en serio, y cada vez más hemos perdido ese aura de privilegio intelectual. Y, al no darnos cuenta de ello, el gremio cultural, el académico, el musical, el artístico, al seguirnos arrogando ese título de intelectuales, de ser la clase pensante, defendiendo un estatus, alimentamos esos nuevos episodios de Aria de divertimento que desde hace años seguimos pensando y escribiendo a ratos (en un papel o en la nada del aire), queriendo exorcizar el demonio que también nos habita, para de nuevo engolar la voz y decir "Sí dije aria y sí dije divertimento, un lugar donde los clásicos …" en esa realidad intangible que es la radio, imaginación que es la imaginación de alguien más.
Para escuchar Aria de Divertimento, sigue esta liga: https://www.raulzambrano.com/radio.html
En la página de: www.raulzambrano.com
Testimonio de una radioescucha
Gabriela Galindo
Es posible que las nuevas generaciones no entiendan lo que era vivir sin WiFi, iPods o Spotify; en esos tiempos (que no hace tanto) el radio era nuestra dulce y permanente compañía; nuestro universo musical se reducía a la colección de discos o cassettes que uno difícilmente había podido conseguir y al espacio de las transmisiones del AM y FM. Sobra decir que la variedad y opciones era bastante limitada, de ahí que, descubrir un programa que abordaba la seriedad de la música clásica y sobre todo, de la ópera (que como bien dicen es un extraño gusto adquirido) de manera tan inteligentemente divertida, era casi como un oasis en el desierto.
Con delicada irreverencia Aria de Divertimento cruzaba los bordes de la sutil ironía para llegar a la broma descarada, pero sin perder nunca el absoluto respeto y amor por la música. Entre narraciones inolvidables como la declaración de amor de Magnolia del Valle a Javier Platas, anuncios imaginarios como aquel de "Pechugas de Pavo Pavarotti: el do de pecho de las pechugas", dobles sentidos e invitados que se pedorreaban en la cabina; el ingenioso guión del trío formado por Zambrano, Boetto y Ezquerra nos llevó por la historia de las grandes composiciones musicales que disfrutamos entre deleites armónicos y abiertas carcajadas.
Para fortuna de todos, y en especial de aquellos que no tuvieron la suerte de escuchar este programa, Raúl Zambrano, erudito de la música, incansable difusor de la cultura y mi amigo entrañable, se ha encargado de subir las tres temporadas completas en su página personal. Gracias a su generosidad he vuelto a escuchar la versatilidad de la voz de Haydeé que con agilidad salta de ser el genial Don Chucho, a la seriedad de la Princesa Turandot, hasta la atormentada Magnolia, o la sección "Mande…" donde Zambrano muestra un tempo de elocución que nos deja simplemente pasmados y esa voz profunda de Ezquerra que cada semana nos deleitaba con su "Sí, dije Aria y sí…"
A 20 años de estos divertimentos siguen siendo una muestra excelsa de la ironía y el humor inteligente, y mientras esperamos con ansia que este trío se anime a relanzarse al aire, los invitamos a disfrutar de estas joyas; basta escuchar el programa de La Valikiria, ejemplo de una obra difícil de entender y digerir en la que Don Chucho nos explica la trama con audacia y un humor delicioso.
Elijan ustedes sus favoritos, personalmente tengo mis predilectos, pero les aseguro que todos son completamente disfrutables.
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Programas:
Primera temporada: 01 Originalidad en la música 02 Turandot 03 Música coral 04 Los cinco rusos 05 El Rorro Ayala 06 Segundones de la ópera 07 Teyamei Benítez, la medium 08 Mefistófeles 09 Las bodas de Fígaro 10 Deportivo 11 Beethoven 12 Haendel 13 Especial fin de temporada |
Segunda temporada: 01 La consagración de la primavera 02 Norma 03 Debussy 04 La otra versión 05 European classical idol 06 Olimpiadas musicales 07 Schönberg 08 La hora del aficionado 09 Sueño de una noche de verano I 10 Sueño de una noche de verano II |
Tercera temporada: 01 Anónimo 02 Popular 03 La Valkiria 04 Payasos 05 Los seis más 06 Tánatos 07 Bajazet 08 El Retablo del Maese Pedro 09 Haydn 10 Requiem de Mozart |
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