Hace ya más de veinte años vi por primera vez la obra de Rafael Lozano-Hemmer, recuerdo con nitidez el asombro que me provocaron sus piezas, su perfecta manufactura y sus propuestas innovadoras que, junto con el despliegue de alta tecnología, me cautivaron por completo.
Lo que no me di cuenta en ese momento fue la increíble visión premonitoria de muchas de sus piezas. Lozano Hemmer vio anticipadamente el poder de control y vigilancia que ejercen los grupos de poder (sean gubernamentales o privados) con el uso de la tecnología; desde aquel inmenso ojo que nos persigue, las sombras que proyectamos, las huellas que dejamos, hasta el aire que respiramos. Rafael nos hizo conscientes, desde aquel entonces, de que la vigilancia ya no sería una labor de espionaje y secreta, sino que seríamos nosotros mismos los que voluntariamente compartiríamos nuestros datos más privados.
Actualmente es ya casi indispensable contar con un teléfono celular para interactuar socialmente, así como en el mundo comercial y profesional, y la nueva tecnología nos obliga a registrar nuestra huella digital, los rasgos faciales, nuestra voz y ya veo muy cercana la hora en que nos pida una muestra de sangre para verificar nuestro grupo sanguíneo y DNA.
Son justamente estos procesos de registro de información y firmas biométricas de lo que Rafael Lozano-Hemmer nos viene mostrando y advirtiendo como el mal de los más malos y de los más necesarios de la vida en el siglo XXI.
En una de sus muestras más recientes en la ciudad de Hong Kong, montó una gran instalación inmersiva compuesta por siete instalaciones audiovisuales interactivas. Las obras expuestas hacen tangible la reflexión sobre temas como la vulnerabilidad, la individualidad y la privacidad involucradas el registro de nuestras firmas biométricas individuales, acercando al cuerpo humano no como receptor de estímulos sino como parte integral de la obra de arte misma.
Usando tecnologías para capturar los latidos del corazón, las huellas dactilares, el calor corporal y los movimientos, Lozano-Hemmer crea paisajes humanos íntimos. En el teatro biométrico, los datos se obtienen de manera consensuada, lo que presenta una oportunidad para que dicha información se utilice con fines poéticos y participativos, y permite a los participantes ser testigos de la transformación de sus firmas personales en obras de arte conectivas, aunque efímeras.
Gabriela Galindo
Disfruten algunas de las obras que incluyen esta muestra:
Pulse Topology
Esta pieza se compone de miles de bombillas suspendidas a diferentes alturas que crean una serie de crestas y valles, un paisaje íntimo que los visitantes están invitados a recorrer. Cada bombilla brilla al ritmo de un participante diferente, lo que contribuye a un arreglo conectivo. Los sensores de pulso hechos a medida registran los latidos del corazón de los visitantes; cuando un nuevo participante interactúa con la instalación, su pulso se agrega al dosel de grabaciones sobre ellos, y la grabación más nueva reemplaza a la más antigua.
Formando una plataforma para la autorrepresentación, en "Pulse Topology", los latidos individuales del corazón se unen para formar un coro inmersivo de luz y sonido. Traduciendo una fuerza interior a una forma exterior, la pieza hace tangible el registro invisible del latido del corazón, que brilla y luego se desvanece en el espíritu de un memento mori.
Thermal Drift Density Map
El "Mapa de densidad de deriva térmica" es una obra de arte interactiva que visualiza la dispersión del calor corporal como emisiones de energía térmica en forma de paquetes o cuantos que se mueven lentamente y se alejan del participante. El proyecto utiliza una cámara térmica para detectar el calor y un sistema de partículas para visualizar su dispersión, mientras que la creación de imágenes computacionales revela el límite poroso entre el cuerpo y el medio ambiente.
Las cámaras térmicas, que se utilizan cada vez más en contextos policiales y militares, son instrumentos que ilustran el poder asimétrico en el que los cuerpos convertidos en sujetos rara vez tienen la oportunidad de verse a sí mismos en forma de imagen. En tales aplicaciones, el calor corporal, una firma humana esencial que señala la vida, se convierte en un objetivo que pone en riesgo esa vitalidad.
En "Thermal Drift Density Map", la cámara se coloca en un entorno más seguro y lúdico, lo que le brinda la oportunidad de ilustrar cómo la temperatura corporal pinta retratos personalizados, al tiempo que utiliza una firma compartida de la condición humana. El efecto dispersivo del "Mapa de densidad de deriva térmica" revela cómo el ser humano no termina en la piel sino que está en conversación con la atmósfera circundante. Aquí, la dispersión también activa una redistribución del poder que normalmente tiene la posición de toma de la imagen, para permitir que el "sujeto espectral" esté en el extremo testigo de la imagen.
Hormonium
"Hormonium" (Text Stream 8) es una obra de arte generativa que presenta secuencias de olas del océano rompiendo y liberando partículas de texto en el aire. El texto representa acrónimos de hormonas que se liberan de acuerdo con los ciclos de tiempo humanos, ilustrando la cronobiología.
La pieza exhibe ritmos circadianos (un ciclo cada 24 horas), por lo que libera más cortisol, progesterona y testosterona por la mañana, FSH y LH por la tarde y estradiol y prolactina por la noche.
"Hormonium" también exhibe ritmos ultradianos (ciclos de menos de un día, pero más de una hora) que se describen por cambios en los niveles de leptina y grelina, por ejemplo; y ritmos infradianos (ciclos de más de un día) que provocan fluctuaciones de estrógeno, FSH, progesterona y LH durante un período de 28 días. Finalmente, la pieza envejece durante un ciclo de 80 años, registrando una disminución, por ejemplo, en los niveles de aldosterona, calcitonina, GH y renina, y un aumento en el cortisol.
Vocal Folds
En "Vocal Folds", tres pantallas LED personalizadas alojadas en tambores de aceite reproducen videos laringoscópicos únicos. Cinco actores ingleses leen en voz alta durante un rodaje endoscópico; la cámara se introdujo en su nariz, llegando a sus cuerdas y cuerdas vocales. A medida que los espectadores se acercan a la pieza, meten la cabeza dentro de los barriles para ver las cuerdas vocales palpitantes, ampliadas en la pantalla colocada en la base del bidón de aceite. Las palabras reproducidas en voz alta son fragmentos del "Ninth Bridgewater Treatise" de Charles Babbage (1837), en el que Babbage postula que todas las palabras que se pronuncian permanecen en la atmósfera, como pequeñas partículas emitidas por la boca de un orador al aire.
La información de la piezas, imágenes y video son propiedad del artista y fueron recuperadas de su sitio oficial www.lozano-hemmer.com. La copia o reproducción de las mismas deberán llevar los créditos correspondientes de derechos autorales.
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