Yo fui formado como un poeta muy bien portado. Pero hoy en día odio eso, los poetas se toman súper en serio la posición del vate, del demiurgo que tiene la verdad o que tiene la razón, pero para mí el poema tiene que ser algo incómodo, incluso para mí mismo. Al inicio quería hacerlo todo muy bien, pero cuando me voy a vivir a Estados Unidos no podía comunicarme en inglés, porque no lo hablaba bien. Eso me hace pensar mucho en qué quiero hacer, un buen hablante de inglés y español, un buen escritor o simplemente comunicarme. Fui viendo cómo evolucionaba y opté por lo segundo. Era muy tímido en inglés, los gringos me impresionaban mucho a veces. Tenía como un autocolonialismo, estaba colonizado de esa manera. Pero en el momento en que entiendo que el error es parte de mi vida entro en esa etapa irónica en mi escritura. La parodia, la ironía, la sátira y el humor negro se vuelven un instrumento, incluso, la agresión. Ahora que estoy en mis 40, la rabia es el último elemento que se ha incorporado a mi arsenal, pero quiero siempre hablar de la rabia desde la reflexión. No quiero usar la rabia para desquitarme con alguien o para hacer terapia, sino para pensar en cómo expresar la indignación por las cosas en lugar de someterse a las circunstancias. Por eso, Sánafabich es un libro donde trato de crear un sujeto o una posibilidad de contravenir, contradecir u oponerse a la asimilación como una única forma de ser otro.
SÁNAFABICH
se dice tamal, no t'mali
se dice Colombia, no Columbia
se dice cañón, no canon
se dice Salma, no Selma
se dice Román, no Ramán, no Ramoun, no Romiu
se dice Sacramento, no Sacrmeno
se dice chipotle, no chipote, no chipole
se dice guacamole, no guac, chingada madre
se dice Chile, no chili
se dice Tijuana, no Tiawana
se dice quesadillas, no cuesadiles
se dice dulce de leche, no dolchi di letchi
se dice mole, no mouli
se dice Juárez, no Warés
se dice chorizo, no churitzou
se dice mojito, no mojirou
se dice peyote, no peiori, pendejou
se dice empanada, no impañara
se dice Bolaño, no B'lano
se dice jalapeño, no halapino
se dice García Márquez, no Marqués
se dice enchilada, no onchilara
se dice Juan, no Wan
se dice habanero, no habañerou
se dice Estados Unidos
OFRENDA
así es como recuerdo haberlo visto
aunque horas después la misma noche
no encontré ya la foto ni la página:
un torso lampiño sin cabeza
los brazos y las piernas amputadas
afuera de un bar regiomontano
en el pecho infantil dos agujeros
donde habían incrustado sendos brazos
arrancados a un cuerpo más moreno
las manos abiertas hacia arriba
y en las palmas dos globos oculares
junto a un cartulina: YA LLEGAMOS
VÉRTIGO
A fuerza de entregarte mi cansancio a trozos
de lamer tu sombra en las paredes
hilvanar jadeos desperdigados en la alfombra
hasta limar cada eco de tu cuerpo
Hoy
hacia un sol que repudió la astrología
sin número de folio
ni preludio
huyeron las aristas de tu rostro
volvieron al reflujo
tus pómulos de luna calcinada
las panteras saltando por tus córneas
y lo obsceno que tus dientes escondían
Hoy
—que nunca fue—
la materia se repliega a sus confines:
del sopor que articulaba tus fluidos
sólo queda una membrana en el perchero
Nada sobrevive
del juramento que esculpí entre tus pezones
sólo un reptil de lava coagulado sobre el techo
que anuncia adiós con impecable ortografía
porque la última célula se ha petrificado
y flota
como el diente
de
león que se resiste
a caer fuera del sueño
Nada
Sólo un lastre con olor a huida
un rosario exorcizado
que desgrana apurado sus m
i
s
t
e
r
i
o
s
para gravitar inversamente
hacia un estrato inaccesible
un motel para olvidar los días de paso
y la máscara de viernes por la noche
un limbo que ha perdido la esperanza del infierno
alejado de tortuosos silogismos:
de este aliento
que en el fondo
anhelaba tu clítoris altivo
Ya instalada reúnes tus despojos
en un astro al Big Bang equidistante
eje del péndulo que alberga calma
higiénica letrina
donde arrastras el hastío de un lado a otro
como un ángel que lamenta no estar muerto
En la foto
husmeo el sepia carcomido de tus labios
que te sorben las heridas con total indiferencia
insolentes
como si nunca hubieran ocupado
este colchón de sacrificios
Y en un pliegue inacabado de la sábana
distingo el rubor de tu entrepierna
que en un leve movimiento se disipa
también a tu horizonte paralelo
Entonces miro al techo
y escalo una torre luminosa en la rendija
Mientras subo
el ave en pleno vuelo de tus cejas
derrumba lágrimas de herrumbre
resignada
como anticipando la
a
d
í
a
c
pero es tarde
prosigo a tu edén prefabricado
que es realmente Lucifer
asqueado de sí mismo por centurias
que te ciñe con las alas
y me escupe tus restos
para distraerse
DESPIERTO
Profano —como siempre— esta mazmorra
que al sentirme se agrieta de vergüenza
mas conserva una ventana
que usaré para rehacer los exteriores
Amanece
Todo se desborda en espirales
Aun la joya de saliva
que olvidaste a propósito en mi ombligo
concluye su mudanza evaporada
La carne todavía se desfigura:
de mi mano se elevan altazores
y crispan del silencio
un retazo invisible de tu llanto
que me inculpa
por haberte ofrecido
tierra firme
Lástima
que abrieras las piernas al vacío
MOSCAS ABIGARRADAS
Moscas abigarradas al féretro carnal, a la sien fresca. Pasa el anciano buitre sin mirada ni ulterior consuelo. El cielo es un tasajo que las hienas desgarran. Silencio. Aquí tienes la sangre, la entumecida flor; acércate, sin horror besa el núcleo de tus invocaciones. Fauces albergan fauces dentro de fauces diminutas. Rojo es el crisol del aire en la mitad del alarido. Funde el miedo este segundo: un aura vuela en círculos. No irás lejos; tu cuerpo está minado y es casi disfrutable el hierro sucio que te agosta el movimiento. Se expande el carnaval de pus y moscardones. Zumban en ágiles racimos mientras yaces, ingenuo de malarias. Silencio. Ya delira el enjambre de los súcubos.
SOBRE LA PÁGINA
No se ve impunemente en las tinieblas.
No se extrae de ello enseñanza sin peligro.
Emil Michel Cioran
Sobre la página
un virus merodea
camaleón se agazapa en las fisuras
que tu memoria elige
para almacenar la podredumbre
(hay que pagar tributo)
después hiende colmillos
deja un collar de fístulas
en el silencio menos evidente
e inicia una crisálida
a su alrededor
(concéntrate en el rojo)
las esporas absorben
los pensamientos huérfanos
tu líquido blancuzco
cuando sufres caminas
despedazas el sueño
(se acerca la parálisis)
y luego te preguntas
casi negándolo
si es normal ese hueco
si está sucio aquel escaparate
si tu diestra amaneció
borrosa
(no hay retroceso)
un virus se retuerce en esta página
enfermo de visiones
inflamado pleno de ti
vacío
por azar de la tinta
ahora te refleja
(no dejes de mirarlo)
Fuentes:
http://www.poetaspoemas.com/roman-lujan
http://leepoesia.pe/roman-lujan-sanafabich-entrevista/
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