Saodat Ismailova, nacida en 1981 en Uzbekistán, es una cineasta y artista que creció en la era postsoviética y se ha establecido entre París y Tashkent y se ha mantenido profundamente comprometida con su región natal como fuente de inspiración creativa.
Después de graduarse del Instituto Estatal de Arte de Tashkent, obtuvo una residencia en Fabrica, el centro de investigación y comunicación de Benetton Group en Treviso, Italia. Durante ese periodo produjo el filme Aral: Pescando en un mar invisible, que mereció el premio al mejor documental en el Festival de Cine de Turín en 2004. Un año después, Ismailova fue invitada a participar en la residencia artística en DAAD Artists-in-Residence en Berlín, donde produjo su primer largometraje 40 Days of Silence, estrenado en Forum, Festival Internacional de Cine de Berlín en 2014. Participó en el Bienal de Venecia en 2013 como parte del Pabellón de Asia Central con su instalación de video Zukhra. En 2017 fue artista residente en OCA (Oficina de Arte Contemporáneo, en Noruega) donde desarrolló su cortometraje The Haunted, presentado el mismo año en Tromsø Kunstforening.
En 2018, Ismailova se graduó en Le Fresnoy, Estudio Nacional de Arte Contemporáneo de Francia, donde desarrolló Stains of Oxus y Two Horizons. En el mismo año, su obra multimedia Qyrq Qyz se presentó en la BAM (Brooklyn Academy of Music) en Nueva York y en el Musée du quai Branly en París.
En 2021, Ismailova fundó un grupo de investigación Davra en Tashkent dedicado a estudiar, documentar y difundir la cultura y el conocimiento de Asia Central. Ese mismo año, presentó la exposición individual ¿Cuál era mi nombre? en Aspan Gallery, Almaty, y creó el programa educativo CCA Lab en el Centro de Arte Contemporáneo, Tashkent.
En abril de este año, es invitada a participar en La Biennale di Venezia dentro de la muestra The Milk of Dreams, curada por Cecilia Alemani, que incluye más de 200 obras de artistas de 58 países. Ismailova presenta una pieza, compuesta por obras de video, que abarcan temas de memoria, espiritualidad, inmortalidad y extinción. Su más reciente video, una proyección en tres canales, titulada Chillahona (2022) fue filmado en Tashkent, en las celdas subterráneas del mismo nombre, estructuras construidas junto a las tumbas de los santos locales en Asia Central que se usan para practicar el aislamiento y la meditación. Hoy en día, son utilizadas por la población local para el autoaislamiento.
La instalación, construida en forma de cúpula, consta de tres niveles donde se reflejan los tres canales de la película. La primera pantalla documenta a las personas que visitan la chillahona; el segundo representa a los devotos realizando sus rituales y oraciones; mientras que el tercero rastrea la visita de una joven con problemas y su momento de autoaislamiento. Junto a los videos cuelga un Falak, un bordado tradicional de Tashkent que representa la cosmología femenina y evoca protección, sanación y fertilidad, que la artista confecciona con tela blanca e ilumina con una luz de colores. Trabajando entre los límites de los espacios reales e imaginarios, Ismailova se basa en la identidad cultural específica y la historia de Asia Central, a menudo a través del conocimiento ancestral y las historias épicas del folclore que presentan a las mujeres como protagonistas, para revelar una comprensión más amplia de lo que es ser humano.
Con similar temática la aportación de Ismailova en la documenta XV gira en torno a la figura del chilltan. En las culturas de Asia Central, los chilltan son cambiaformas que adoptan la forma de mujeres jóvenes o ancianas, animales como serpientes, pájaros o tigres, partes de la naturaleza animadas o inanimadas e incluso fenómenos naturales como el viento o las nubes. La palabra chilltan deriva del persa y significa "40 cuerpos" o "40 seres" sin género específico. Ismailova explora este motivo desde su primer largometraje 40 Days of Silence (2014).
Chilltan es también el título de la obra laberíntica de Ismailova, que se desarrolla a lo largo de una secuencia de salas interconectadas en el sótano del Fridericianum. En esta muestra, Ismailova combina cine, performance e instalación. En un espacio adyacente, la artista invitó a 18 artistas de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, que trabajaron grupalmente con el nombre de DAVRA, con obras que combinan música, escultura en arcilla y video. Montados en secuencias ambulatorias realizadas con materiales tradicionales como sábanas de seda, colchones artesanales del pueblo uzbeko, relatos históricos y textos de súplicas chamánicas.
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