Las insinuaciones de Fred Sandback

Alejandra Romano

Agosto, 2021

Las esculturas de Fred Sandback son casi tan etéreas como el aire mismo. Se presentan como grandes estructuras arquitectónicas que invaden por completo el espacio, pero al mismo tiempo son casi imperceptibles y no ocupan más que una línea que ha sido marcada de lado a lado, de pared a pared, con simples hilos. Realizadas con hilos y estambres de colores, van delineando planos geométricos tridimensionales, formando una red multicolor.

 

Existen y no existen, esa es la sensación que dan cuando uno se pasea por la sala del museo, hay momentos en que es tan fuerte la sensacion del plano que marcan las simples líneas, que hasta nos da la impresión de que realmente existe una superficie plana transparente. 

 

En estos espacios imaginarios dan ganas de jugar, brincar por entre los hilos, pasar por debajo y dejarse llevar por la sensación de estamos cruzando la forntera de vidrios inexistentes. Algo así dice el mismo Sandback sobre su obra, quien consideró su trabajo como una interacción lúdica con el espectador. 

 

Sandback afirmó: "no se trata de una instalación o un trabajo ambientalista, son esculturas". Esto es posible entenderlo desde la perspectiva de que su obra no se apodera del espacio sino que coexiste con él, en cierta forma las esculturas se incorporan a los espacios haciendo una "intervención" más que una instalación de objetos. Son revelaciones que actúan simultáneamente con el lugar que ocupan. Este espacio aparece ante el espectador como la introducción de vacíos, pero es una aparición tímida, el objeto que lo llena es inexistente, la obra, construída con rigor matemático, es ligera y a la vez monumental y genera una sensación de desaparición progresiva del objeto.

 

El otro elemento que juega un papel primordial en la obra de Sandback es la luz. El contraste del espacio iluminado, hace que las tenues líneas de estambre se conviertan en estructuras sólidas y planas. Al mismo tiempo que la proyección de las sombras de estas líneas provocan un juego de figuras geometricas irregulares que le dan un cierto dinamismo y movimiento.

 

Sandback trabaja continuamente con esquemas y formas similares, sin embargo, en cada una de sus exposiciones retrabaja cada pieza, dimensionando el espacio en que serán colocadas, creando nuevos juegos de luces y planos y produciendo manifestaciones distintas que se adaptan e incorporan al nuevo espacio; centrándose en la demarcación de dimensiones por medio de planos geométricos, el artista busca expandir las facultades sensoriales del espectador. Las esculturas de Sandback son esencialmente una expresión de sensibilidad más que una teoría, pensadas y diseñadas de acuerdo al ambiente en que serán situadas y que alteran de forma poética el espacio.

 

Fred Sandback nació en Bronxville, Nueva York, en 1943. Su trabajo lo inició en la década de los 60 cercano al surgimiento del Minimalismo y la obra de artistas como Donald Judd, Robert Morris y Dan Flavin. Murió en junio del 2003 y en México tuvimos oportunidad de ver su trabajo en el 2002 en una gran exposición que tuvo lugar en el Museo Tamayo; en esa ocasión Sandback tuvo la oportunida de visitar el Convento de las Capuchinas Sacramentarias de Luis Barragán. El espacio lo dejó profundamente conmovido, particularmente por el juego del arquitecto con la luz y la sombra como elementos formales en su práctica. En el 2016 la galería Proyectos Monclova montó una exposición de Sandback e incluyó varas instalaciones temporales de sus esculturas en algunos de los edificios de Barragán, como la Casa Luis Barragán, la Casa Antonio Gálvez, la Cuadra San Cristóbal y la famosa Casa Gilardi.

 

El minimalismo le abrió al artista neoyorkino el camino a la experimentación con formas simétricas, espacios abiertos y repeticiones, interesándose más por la totalidad de la obra que por sus partes, tratando directamente con la naturaleza de la experiencia y su percepción a través de las reacciones visuales. 

 

Sin embargo Sandback afirma que su inicio con este tipo de esculturas fue más una casualidad que el resultado de un trabajo analítico. Su primera escultura la hizo con un hilo y un pedazo de alambre formando la figura delineada de un cubo tirado en el suelo. Era una estructura pequeña y ligera pero que simulaba un volumen sólido y fuerte, esta experiencia le dio la posibilidad de seguir experimentando con las formas, dimensiones y colores.

 

La obra de Sandback es una insinuación, un juego de percepciones que nos remiten a una experiencia donde simples líneas, formas geométricas y juegos de luz alteran el espacio, reconstruyéndolo de una manera diferente: plano y abstracto a la vez. Es una especie de intromisión que puede transformar un espacio cuadrado en una forma geométrica irregular, gigante y a la vez diminuta dejando un sentimiento de lo enorme que es, aquello que es etéreo.


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Fotografías tomadas del sitio del artista y del sitio de la galería Proyectos Monclova.


Sobre LA Autora

Alejandra Romano (Ciudad de México, 1992) Estudió diseño gráfico en la UAM y la licenciatura en letras. Ha trabajado en el área de diseño gráfico y editorial electrónico en empresas pioneras del diseño digital. Actualmente cursa una especialización en cine y edición de video y es la asistente en diseño y programación de El Rizo Robado.

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