Tiempo y Memoria: Christian Boltanski

Gabriela Galindo

Agosto, 2021

Tiempo, espacio y recuerdos, podrían ser las líneas conceptuales primarias que utilizó Christian Boltanski, artista nacido en París en 1944 y quien falleció hace unos cuantos días. En muchas de sus piezas lo que vemos es la recreación de pequeños momentos de vida de cientos de personas anónimas, desconocidas. Fragmentos de historias, lugares, dramas y alegrías que nos provocan una conmoción de sentimientos. No sabemos nada de esas personas, pero por alguna razón, nos son completamente familiares. Fotografías antiguas de rostros, ropa recogida en la calle o zapatos usados y desvencijados, forman increíbles instalaciones, con cierto carácter de altar o ritual religioso.

 

En su obra Archivos del año 1987 del periódico El Caso, Boltanski recolectó fotografías de víctimas, delincuentes, asesinos y desaparecidos que en ese mismo año habían sido publicadas por este semanario de nota roja español. La instalación consistió en estas imágenes colgadas en la pared, iluminadas desde arriba con una lamparilla individual, lo que le daba un carácter que lindaba entre lo sagrado y mortuorio.

 

El resultado fue tan bello como terrorífico, pues uno no podía distinguir a los asesinos de las víctimas, que junto con enormes canceles con papeles y fotografías apiladas, añadían el toque del monstruo burocrático que aterroriza a cualquiera que haya tenido que acudir a las oficinas e instituciones gubernamentales, ya sea como víctima o como delincuente.

 

Boltanski solía trabajar in situ, visitaba el lugar en donde se iba a exponer su obra y en muchas ocasiones desarrollaba la obra específicamente para ese lugar. Como cuando se presentó en México con una exposición que llevó por título Sombras en el 2003, que se llevó a cabo en el exconvento de Santa Rosa en la ciudad de Puebla, un lugar que antiguamente albergó muchachitas que otrora fueron rechazadas por sus familias por rebeldes, feas o embarazos no deseados. La instalación que realizó en esa ocasión fue elaborada a partir de la recolección de fotografías, ropa vieja y usada de chicas que viven en los alrededores del exconvento. Otra pieza similar, la realizó cuando fue invitado a exponer en Buenos Aires, quiso hacerlo en el Museo de los Inmigrantes, localizado justamente en un gran edificio que fue utilizado por años como albergue para los miles de inmigrantes que llegaron a Argentina tras la II Guerra. El artista elaboró su instalación utilizando materiales que se encontraban en los propios archivos del museo.

 

Me impresionaron los pisos donde están los archivos. Recuerdo que vi que estaban todos los papeles sobre el piso, apilados. Miles y miles de vidas... Hay tanta gente, hay tantas historias, cumuladas en este lugar... Algún tuberculoso, alguno que dejó a su novia para venir a América... Hay miles de historias. Recuerdo, también, que había tanto polvo entre los papeles, que tenía los ojos enrojecidos. Estaba toda esa masa de historia devenida una forma de polvo.
(Mercedes Pérez Bergliaffa, "Entrevista con Christian Boltanski")

Boltanski utilizó con frecuencia el recurso del recuerdo, trabajando con la idea de una multitud anónima que al ser inclasificable, pierde su identidad y se convierte en un ser olvidado. Esta fragilidad de la memoria es lo que provoca un sentimiento de sutil melancolía. Sus obras despiertan emociones contradictorias. Por un lado tienen algo que nos enfurece, es como un sentimiento de impotencia, al ser confrontados con cientos de personas que han perdido injustamente la vida, o de esas otras personas que se han regodeado con la maldad del crimen; pero por otra parte, nos invade un sentimiento de desánimo y vacío, de una profunda tristeza.

 

El artista francés nos provoca hacia lo melancólico con estas instalaciones de imágenes en blanco y negro, en medio de una oscuridad penetrante y nos hace pasar de ese coraje de impotencia a la tristeza. "La melancolía suplantó a la ira y ya no podía sentir nada más que una sombría e indefinida tristeza, como si todo lo que veía estuviera siendo privado lentamente de su color." (Auster, Paul, The music of chance.)


Así pues, Boltanski representa el recuerdo, ese recuerdo individual, privado y único; y así recordaremos al gran Boltanski quien nos ha dejado una huella imborrable que permanecerá en su trabajo y nuestra memoria.

 


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Este texto es un fragmento del libro "Cuatro Discursos sobre Arte Contemporáneo", que está siendo preparado para su publicación.


Sobre LA Autora

Gabriela Galindo: estudiosa del arte y la filosofía. Tiene la Maestría en Filosofía y actualmente está cursando el Doctorado en Filosofía en la UNAM. Cuenta con una especialidad en impresión gráfica y grabado por la Scuola Internazionale di Grafica di Venezia y con más de 50 artículos publicados sobre arte y filosofía. En 1995 fue una de las fundadoras de la Editorial Tule Multimedia, empresa pionera en la edición electrónica. Ha trabajado por más de veinte años en el campo del diseño editorial a través de la empresa de servicios editoriales TripleG: Arte y Diseño. Fue una de las fundadoras y colaboradora de la revista electrónica sobre artes visuales Réplica21. Actualmente es la fundadora y coordinadora editorial de El Rizo Robado.

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