The Metropolitan Opera Bathroom

Pablo Helguera

Mayo, 2021



Desde nuestra cápsula del tiempo he recuperado una excelente entrevista con Pablo Helguera, misma que tuvo como tema la presentación de una de sus más osadas acciones, hará ya unos 13 años; se trata del performance titulado The Metropolitan Opera Bathroom.

En esa ocasión, sólo unos cuantos neoyorquinos tuvieron la oportunidad de presenciar una de las actuaciones performáticas más célebres en el terreno del Bel Canto. Como parte de la exhibición titulada "Entrée" curada por Krista N. Saunders, Helguera presentó un recital a capella y al natural, dentro de la cálida atmósfera del vapor del baño, donde cantó bajo la regadera en un pequeño departamento en la ciudad de Nueva York.

Helguera, quien ha mostrado una amplia variedad de habilidades artísticas que van desde la fotografía, la instalación, el performance, la literatura y las artes visuales, demostró que su inclinación hacia el canto se debe, no sólo a un natural impulso de expresión personal, sino que prácticamente nació con el Do sostenido… en su corazón. Cuando apenas contaba con cuatro años de edad, al escuchar una pieza musical, afirmó con certeza: "me gusta mucho esta música: me recuerda a mi infancia".

No es de extrañar que la música, y especialmente la ópera, hayan estado presentes en muchos de sus trabajos. Entre estas obras destacan tales como la publicación en el 2007 del libro Las Brujas de Tepoztlán, una colección de historias sobre cuatro óperas disímiles y sospechosamente oscuras, escritas por compositores que, de acuerdo al autor, "están tan olvidados que podrían ser ficticios"; En 1994 fundó el Circorama de la Nostalgia Operística y recordemos el homenaje a Florence Foster Jenkins, famosa por ser la peor soprano de la historia, que presentó en el Ex Teresa en el año 2000.

Más tarde, este material formaría parte del proyecto Parallel Lives que se presentó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en el 2003, y consistió en la reconstrucción de las vidas de cinco personajes idealistas y excéntricos, todos incomprendidos en su época: Friedrick Fröebel (el inventor del Kindergarten), la ya mencionada Florence Foster Jenkins, Giulio Camillo (el inventor de un teatro de la memoria), Ward Jackson (el archivista del museo Guggenheim) y los Shakers (un grupo religioso casi extinto en los Estados Unidos).

Hay quien dice que la ópera es un gusto adquirido. Es cierto que es un arte de gran excentricidad, al que no muchas personas acceden; pero esto se debe, no a que las entradas sean por lo general costosísimas, sino porque, para muchos, es muy difícil entender esas historias mega dramáticas, puestas en escena teatralmente pero que no son teatro, atrás de una orquesta que está prácticamente escondida bajo el suelo, representadas no por actores sino por cantantes, vestidos a la usanza de Luis XV o atuendos peores, y que tratan de actuar gesticulando exageradamente, mientras se concentran en alcanzar notas como la famosa "Do de pecho". Ciertamente no es sencillo entender cómo, después de todo esto, hay algunos que seguimos pensando que se trata de algo serio.

Pero lo es, y así lo ha demostrado Helguera, a quien, unos años después tuve la oportunidad de ver en vivo y en desnudo (bueno, casi) en la representación de su Opera Bathroom en las instalaciones de La Tallera, en Cuernavaca. Así, frente a un selecto público (o habría que decir escondido de su público), con el sólo acompañamiento del sonido del agua, nos conmovió con un delicado y bien elegido repertorio.

 

Gabriela Galindo

 

Entonces... ¿qué te pareció?

Comenta, sugiere, disiente... nos gustará mucho escuchar tu opinión.

Contacto