El arte en China tiene una tradición pictórica de milenios, donde el blanco papel de arroz y la negra tinta han sido los materiales básicos con los que se desarrollaron técnicas de gran sofisticación. La escultura también logra una alta maestría en el uso de los diversos materiales, desde la porcelana al jade, del bronce al hueso, del formato monumental a la miniatura. Podemos asegurar que, del bordado a la arquitectura, en China se desarrollaron tecnologías únicas que luego llegarían al resto del mundo.
La cultura china tuvo un desarrollo constante desde su inicio y a través de las dinastías que la gobernaron, enriquecida por la amalgama de sus distintos pueblos, y es durante la revolución de 1949 que cambia de dirección, enfocándose en lo colectivo para la transformación del país. La historia y la vida vuelve a dar otro giro con la muerte de Mao Zedong, El Gran Timonel, y la posterior apertura hacia occidente, lo que permite la entrada a ideas diferentes que, junto con su fuerte raíz, irán gestando la China actual.
El arte contemporáneo chino nace al público en los años 80 como un movimiento que busca la expresión individual. En 1989 se inaugura la primera gran exposición de arte contemporáneo en el Museo Nacional de Arte de China, donde se congregaron 600 obras producidas por 180 artistas y que se convertiría en un hito en el que la experimentación y el concepto buscaban crear el futuro, y de la que se desprende el asombroso desarrollo de sus artistas.
En cuanto a esta muestra, hay que decir que no es casual que la mayoría de las obras presentadas hayan sido creadas por mujeres. La fuerza de las propuestas de las artistas, arraigada en su propia experiencia, su voz y sobre todo su cuerpo, engarzada a la vez en la tradición y en la ruptura, impulsa una callada revolución que busca el futuro a través de su presente y de su trabajo dentro del arte, con discursos particulares que dialogan con la obra y la visión de sus pares masculinos y dejan manifiesta su posición ante el mundo.
Elizabeth Ross
Curadora
La mayor parte de estas piezas formaron parte de Cruzando el Puente entre México y China, expuesta en el verano del 2019 en el Museo de la Cancillería y actualmente se exhiben en el Museo de la Ciudad de Querétaro.