Berta Kolteniuk
Pangea, (acrílico derramado) 2021.
Parte de mis intereses y preocupaciones que he abordado en mi obra a lo largo de los años, a veces de manera explicita y en ocasiones velada o sugerida, ha sido el cambio climático que desde finales de los 90s comencé a trabajar. Quisiera mencionar en particular una obra que titulé Antártica y que produje en 1999 luego de ver las imágenes de los deshielos de los polos producidos por del hoyo en la capa de ozono que me dejó marcada durante largo tiempo, o más bien para siempre. Realicé toda una serie de obras compuestas por fragmentos de yeso blanco colocados sobre una tela azul, con gran contraste lumínico y un fuerte dejo de melancolía. Un mundo fragmentado y deslizándose sobre las heladas aguas de los océanos. Esta imagen me ha acompañado a lo largo de mi vida como una conciencia del desastre ecológico, una dura carga en el alma con la cual he tenido que aprender a vivir.
La pieza que aquí presento lleva por título Pangea, que de alguna manera me recuerda a la anterior pero en un sentido opuesto, recordando el origen del mundo geográficamente hablando, cuando todo era un solo continente. También realizada con blanco pero ahora incorporando sutiles tonos de color, hechos con derrames de acrílico apenas entintados. Metafóricamente hablando la Pandemia nos ha puesto a todos en un mismo plano, el humano, el terrícola, el mortal como cualquier otro, ninguno se salva sin importar origen, raza, clase, edad o género.
Es una pieza de dos metros de altura que está realizada con acrílico sobre tela, vertidos fluidos con una nueva paleta cromática, buscando los tonos más claros posibles junto al blanco, para generar una frecuencia baja. El límite entre el cálido y el frío, tratando de que cada color sobresalga por sí mismo en un balance perfecto.
Esta paleta surgió por el sentimiento de fragilidad, vulnerabilidad e impermanencia que nos ha invadido a todos en estos tiempos de pandemia, y que me llevó a buscar tonos azules, rosas y verdes, apenas visibles, conviviendo en un entorno blanco. En silencio. Esto se convirtió en un estado íntimo parecido a un susurro, un alivio, un respiro momentáneo. Algo que me conmovió y me sorprendió mucho, fue que nos llevó al sentimiento de Ternura. La conciencia de la vida ante la muerte que ahora se nos presenta cotidianamente y nos deja suspendidos.
El fluir de la materia produce capas tectónicas, geografías, topografías donde la gravedad interactúa. Como imagen de un pasado, de un origen, de lo micro a lo macro, transitando entre ambas perspectivas atravezando el tiempo.
Esta obra es mi más reciente producción realizada en el 2021, después de haber presentado una serie de obras bajo el mismo espíritu en una exposición colectiva que se inauguró el pasado diciembre en la galería Archivo colectivo bajo la curaduría de Daniel Garza Usabiaga y que lleva por título "No es común pero aquí sí", misma que continúa abierta y puede visitarse hasta medidados del mes de marzo.
En el espacio hay células, objetos flotando, especies de animales y membranas. No sabemos si estamos viendo planetas y asteroides o al interior de nuestro cuerpo. Lo que es arriba es abajo, lo que es afuera es adentro.
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