Pintor de oficio, así como los de antaño, diligente y disciplinado, trabaja en su taller con grandes telas, mucho óleo y un mandil. Con trazos fuertes y un enorme talento para el dibujo, la obra de Roberto Tostado es directa, sin escrúpulos y con un muy fino sentido del humor. Roberto Tostado Viesca, nace en Torreón, Coahuila en 1980. En 2002 participa como asistente en el taller de Iñaki Beorlegui en Guadalajara. Al año siguiente entra al taller del Maestro Moisés Diaz Jiménez en la escuela de Artes Visuales en Aguascalientes, donde tiene su primera exposición individual "Diálogos Blandos". En 2005 hace grabado en Torreón Coahuila con el maestro Miguel Canseco. Estudió figura humana con el Maestro José Fors, técnicas de pintura con el Maestro Santiago Rebolledo y dibujo con German Venegas.
Seleccionado en 2005 en el Concurso Nacional de Estampa de Guanajuato, en la Primera Bienal de la Américas en 2006, en 2007 en el Salón de Octubre de Guadalajara y Arte club del Periódico Mural y en la bienal Enrique Guzmán de Aguascalientes en 2008. En 2014 obtiene mención honorífica en la bienal Joaquín Clausell de campeche.
Actualmente trabaja entre Aguascalientes y la Ciudad de México donde ha tenido varias exposiciones individuales y colectivas, tanto en la ciudad como el resto del país, sobre todo con un proyecto itinerante de monotipos del taller del maestro Ramon Durán con el que comparte espacio con artistas como Daniel Lezama, Flor Minor, Alberto Castro Leñero, entre otros.
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Su obra se concentra, no en una temática específica, sino en un impulso que parece brotar de su caminar en el mundo; pinta lo que ve, lo que siente, lo que le mueve y conmueve. Tostado es un ejemplo de cómo ser un verdadero pintor en estos tiempos de posmodernidad tardía, sin ocultar sus influencias, su obra refleja su cercanía con el expresionismo alemán, está empapado del modernismo y las vanguardias, ungido por Velázquez y el barroco español y todo esto, sin ataduras a lo conceptual, pero perfectamente articulado en su concepto.
Los rostros y cuerpos destacan en su obra, ya sea el cuerpo sin cabeza, la cabeza sin cuerpo o todo entero. La agilidad de sus pinceladas es tan dinámica como el movimiento que reflejan sus figuras y, sobre todo, en la expresión de los rostros. La serie "Cefalografías" muestran un grupo de caras que, dentro del anonimato, son casi reconocibles para todos, parece como si fuese un catálogo de emociones indeterminadas, pero tan comunes que no es posible no identificarlas e identificarse con ellas.
Roberto nos ha enviado esta serie de obras, muchas de ellas realizadas en estos tiempos difíciles de cuarentena y confinamiento y nos sentimos honrados de su participación en El Rizo Robado.
Introitus
Óleo sobre tela, 2014
Bosh (Tiresias)
Óleo sobre tela, 2015
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