
Travesura digital de César Martínez
por César Martínez
“The great hack” o la sugestiva traducción al español de “Nada es privado” es un interesante e imperdible documental estrenado a inicios del año de 2019 por la empresa de entretenimiento Netflix, que pone en evidencia la manipulación de datos digitales a través de la empresa «Cambridge Analytica», que fueron útiles para que las campañas de Trump y otros políticos fuesen vencedores. Estos datos utilizados, que fueron vertidos de manera voluntaria en redes sociales como el Facebook, han sido y serán un banco de información o parque de municiones que pueden ser disparados en contra de sus usuarios. Publicar en una red social o el llamado “exhibicionismo digital” y del que formo parte, puede tener un efecto boomerang. O mejor dicho, publicitar nuestra intimidad se convierte o convertirá en palabras o imágenes vigiladas, que de acuerdo a la estrategia de empresas y/o políticos caníbales, se puedan revertir en nuestra contra para así, mordernos no sólo nuestra propia cola sino la lengua en el futuro, o lo que pudiera ser, amputarnos un miembro a mordidas como si practicáramos la autofagia.
Este documental pone a la luz cómo la empresa «Cambridge Analytica» tomó partido y puso datos a disposición de campañas políticas para que Trump, el Brexit y últimamente Bolsonaro resultaran favorecidas de manera “democrática”. Bajo una estrategia que nos recuerda al espionaje del Soviet Supremo y la temible Stasi, y borrando el sentido mismo de la DEMOCRACIA, esta empresa se apropió de datos digitales, que en su momento fueron concedidos de forma voluntaria a el "Feisbú" para consolidar una DEMOCRACIA FANTASMA.
La información cedida, debido a el deseo de hacer pública nuestra intimidad “de forma más amable” se convirtió, debido a la filtración de estos datos por el FB en otro tipo de TOTALITARISMO. Todo por no leer los términos y condiciones, y debido a la imperiosa necesidad de lograr la aprobación, el halago, la alabanza, distribución y consumo de nuestra privacidad. Etcétera.
No hay términos ni condiciones, sino ocasos y condicionales, convicciones a voluntad propia para ceder al Gran Hermano nuestra vulnerable intimidad. En la seducción por lo banal, les estamos dando de comer nuestra propia carne, pero como una antítesis de la deidad azteca Xipe Totec, que cedió su piel para que la humanidad no muriese de hambre.
Ahora un "LIKE" puede tener un efecto bumerang con fines políticos. Pero ya no se trata de una policía secreta la que nos espía, porque ahora hemos decidido revelar nuestros secretos por voluntad propia. COMPARTIR, ahora implica CEDER nuestros “derechos digitales” de transmisión de DATAS o DATOS para que puedan ser utilizados con fines comerciales y políticos. Nos advierten al consultar o instalar: «Esta App utiliza “cookies” para su funcionamiento adecuado»… y al aceptarlo, durante días y meses el acoso publicitario y propagandístico se instala en nuestras pantallas de manera incesante. Intermitente mente mente mente, mente. Aceptamos el acoso digital y comienza el empacho, nos convertimos en su botana. Es un reverso para darle a otros nuestra propia vida.[1]
Así es, los 70 mil indecisos que decidieron al final final votar a favor de Trump fueron manipulados mediante atormentados esquemas de propaganda digital contra Hillary Clinton, que ayudaron a que un maníaco obsesivo llegase al lugar en donde está. De todas maneras, la democracia ya suena a ilícita donde las elecciones siempre serán motivo de sospechas. Ya lo dijo Juan Villoro, “en México, votar es una tortura”.
Este mundo “LIKE” se puede convertir en la propia historia de horror que nosotros mismos estaremos construyendo en la era de la sobre saturada información. Fake News, Freaky News, Friky o Face News son y serán los algoritmos o inteligencia artificial que pondrán en dilema a nuestra inteligencia si no analizamos desde otras plataformas de información, o bien, haciendo la tarea de investigación para comprobar que los DATAS que consultamos son fiables y confiables.
En este documental se explica como nuestra intimidad es y será utilizada en nuestra contra. Los algoritmos son los espías que pondrán en conflicto nuestras preferencias si NO nos damos cuenta de que NO nos damos cuenta de que nuestras PREFERENCIAS están siendo manipuladas. Somos vulnerables por nuestra propia cuenta. Nuestros datos cedidos son una autodenuncia de nuestras actividades, que serán usufructuados para posteriormente ser manipulados.
¿Ha sido la matanza del 3 de agosto de 2019 en El Paso Texas, una consecuencia del odio generado no sólo por los discursos de Trump sino por el eco mismo de estas palabras publicitadas en y desde las redes sociales? Ser mexicano en los Estados Unidos de América ya no sólo es un delito sino un riesgo mortal debido a los seguidores y los discípulos del Trumpiriato. El Gran Hermano “asesora” a el inconsciente social colectivo de grupos susceptibles de ser manipulados, promoviendo el odio de las emociones vulnerables, en este caso el autor de la reciente masacre de un Centro Comercial de el Paso, Texas. Una persona que viajó casi 9 horas por todo el Estado de Texas para matar hispanos llevaba cientos de horas influenciado por la siembra y cultivo del odio desde Trump.
¿Huxley u Orwell?
Unos controlados a través de la distracción y el entretenimiento y otros a través de la represión violenta o manipulación de la información o sobresaturación de la misma. Todos somos responsables, pero la pregunta es: ¿qué hacemos con esa responsabilidad? “Uno no puede tener algo gratis. La felicidad se debe pagar” y esa es la ley de HuxLEY.
¡No tenemos Güify or GuayFai, conversen entre ustedes!, eran los señalamientos de advertencia o mejor dicho de incitación a la convivencia en algunos cafés o restaurantes donde se promovía el contacto real a través de una conversación tangible y no a través de algo. Pero, peor fin, parece que hemos llegado a ello, ya estamos ahí donde queríamos estar en el no lugar, en el éxtasis de la ubicuidad o modernidad líquida de Z.Z.Z.Z.Zigmunt…..Bauman. Ahora la paradoja en la era del Covid19, se da través de la digitalización que seguimos para mantener el contacto “directo”, pero con mayor seguridad. De hecho nuestra presencia real ya estaba eliminada, pues según parece, es a través de las pantallas, donde la realidad y las relaciones humanas resultan más seductoras que la presencia real. La conexión que nos conecta virtualmente, en realidad nos separaba desde ya en la vida real. A ello, en este momento circunstancial de azar mal calculado, le llamamos confinamiento, retiro o prisión domiciliaria o mejor dicho prisión voluntaria. Escaparse a la calle es bajo nuestro propio riesgo. La invisibilidad en la vía pública se ha vuelto indispensable y un acto de solidaria salud pública. Se recrudece el vacío de presencias sociales. Susana Distancia es nuestra heroína, nuestra guía social y espiritual. Aunque la ausencia de rituales de despedida nos lastime en el día a día de estos días. Pero, ¿cuántas veces no estuvimos en una comida o reunión presencial mientras los demás estaban sumergidos en las pantallas de sus teléfonos? Los que no compartimos esa manera de estar, ya estábamos completamente solos, sin soledad, porque estábamos con nadie. ¿Ahora eso es lo que nos queda y somos? Ahora vemos que la realidad invisible ya operaba en lo visible, y peor hoy día, ya es así y tiene que ser así por seguridad. ¿Cuántos contratos más al por mayor para una conexión de baja calidad en el TELCEL MUNDO? Maquiavelo vela y ruega por nosotros. El virus ya estaba ahí cuando despertamos[2].
Donald Trump y su capitalismo amarillo
Y en esa sincronía del ahora mismo transglocal e hiperconectado por Google.com y otras plataformas de vulnerabilidad y exhibicionismo social como Facebook, Instagram, o el nuevo acuerdo de conexión a través de aplicaciones que sustituyen nuestra intuición y empatía por una ecuación de amor que calcula nuestros sentimientos y deseos para encontrar pareja o amante llamada Tinder Age. Pero, por ahora, el amor y la cercanía están determinados por otro ser invisible, esta vez no por una serie de algoritmos sino un por un virus “Made in China from USA and tested in Europe”. “Lo peor es que está hecho con obra de mano muy barata”. Sin embargo, esta vez sí es muy resistente y durable. Mil disculpas de antemano a estos comentarios geopolíticamente incorrectos, cito a aquellos políticos que se culparon entre ellos mismos. Un virus generado de forma artificial, es un espejo de lo que ya hemos estado siendo y hemos sido: enemigos de la naturaleza. Nuestra civilización goza el ecocidio.
El capitalismo neoliberal es el origen del mal tal y como lo afirman filósofos y gurús como Slavoj Zizek, Judith Butler, Byun-Chul Han, Paul B. Preciado, entre otros. La falta de empatía con otras especies a nivel mundial nos está cobrando sus consecuencias, así lo afirmó el Doctor en Ciencias Biológicas, el español Fernando Valladares: “La vacuna contra el coronavirus ya la teníamos y no la hemos cargado”.[3] Y con ello se demuestra que uno de los ejércitos más grande y poderoso del mundo con millones de dólares invertidos es incapaz de luchar contra un enemigo así de pequeño. El poder de la soberbia es vencido por uno de mucho menor tamaño. El enemigo ya está adentro. Se equivocaron, el miedo fue el guión técnico que nos tiene ahora en esta hecatombe cotidiana sin respiración artificial. La salud era el “arma”, el resguardo biológico social de nuestra especie, la resistencia a la impermanencia natural, pero nuestros políticos apuestan por la violencia y el odio y los medios lo convierten en entretenimiento. De hecho, el efecto bumerang se ha dado en el interior del portaviones “invensible” Theodore Roosevelt de la Armada de Estados Unidos que estuvo casi dos meses en puerto después de que su tripulación a bordo diera positivo en Covid19.[4] Ha explotado por dentro, el misil que mide menos de millonésimas de milímetros ha dado en el blanco de un sistema fallido. La paradoja del elefante y el ratón, es la preponderancia de lo pequeño. Una más que es añadida a los fantasmas románticos del capitalismo patriarcal de antaño.
Los hemos cultivado por generaciones, votamos por ellos, nuestro personaje central es una especie de Fausto ranchero que vende su alma al desamor por no tener capital, pero en el pleno del siglo XXI es un auténtico paroxismo del fracaso. El amor se ha quedado sin centinelas por haber pactado con un Fausto de pelo rubio y todos sus predecesores. Es otro desenfreno inevitable de lo que llaman progreso industrial y masivo, porque resulta ser la demostración de algunos que adoran el odio por la naturaleza. El Amazonas arde, Bolsonaro no ama zonas, se odia a sí mismo. Australia casi se quema y Siberia arde sí o arde no. Ellos y algunos muchos son la consolidación de una idea falsa de que somos una especie superior a las otras especies con las que compartimos este planeta. Me parece que hay que naturalizar al hombre en vez de humanizar la tierra. Nos hemos olvidado de la empatía con otras especies, de la convivencia y solidaridad con la vida en común entre plantas y animales. Insectos y marcianos, inclusive. Pero lo peor de toda esta realidad real es que del Covid19, por ser un virus, no sabemos si se trata de un ser vivo o de un espejo maligno[5], lo que sí sabemos es que tampoco es artificial, porque mata de verdad.
Somos Egocidio, Egotóxicos y Egonómicos.
En esa ambigüedad nuestro hogar es ahora la trinchera, un lugar de defensa y discreción, solidaridad y tolerancia, que inventa una nueva cotidianidad. From home sweet home to home trench home. Pero la sugerencia es que este sea un lugar para la transformación y no la disputa. El Facebook es ahora un campo de batalla por la coherencia y la verdad simulada. A la vez, cada vez que nos conectamos sabemos que hay una ametralladora apuntándonos todo el día cada vez que nos vemos reflejados en las pantallas de nuestros SmartPhones o I Funs o Androids favoritos y adictivos. Los algoritmos son espías muy efectivos. Algoritmos acosantes e “intuitivos”, aceptamos a millones de cookies para empalagarnos de hastío y flatulencias mentales.
¿Alexa obedece nuestras órdenes a costo de ser nuestra propia espía?
Estamos conectados pero a la vez cada vez más desligados de nosotros mismos y de aquellas cosas que históricamente nos dieron sentido como humanidad. Vamos del Homo Habilis al Homo Sapiens y de ahí al Homo Videns, para luego llegar al Homo Digitalis o el Homo Pixel sque es ahora el Homo Multiscream, un Homo Fractalis fracturado…
Home FBI Home
Los que no tienen posibilidad de hacer “Home Office” o estén fuera de la tribu “Feis” se defienden a flor de piel y ofrendan la misma como un Xipe Totec[6]technotransculturalizado, moviéndose incansablemente de un lugar a otro para lograr entregar a tiempo. Pero antes, ellos ya usaron el transporte público de contagio masivo de las ciudades, transbordando directamente al Mictlán de los viruses crucis, no les queda mayor opción, no hay transbordes a su propia salud, es su única salida. No hay más ruta que la suya. Uber Eats, Rappi, Didi Eats, Amazong, etcétera son empresas que permiten a unos cuantos y a muchos expandir el tiempo con mucho buen provecho. Unos dan, los otros llevan y a otros se apoyan. La luz al final del túnel con cada entrega realizada se aleja cada vez más para sus empleados, llevar la antorcha a otra casa es señal de buen presagio de quien la solicitó y puede pagarlo y a la vez tolerar el acoso de mensajes diarios sobre ofertas y promociones. Este trabajo, es la fuerza de un rescatista que pocos solemos ver y reconocer, y a la vez, por más que la sigan, serán sólo para los que tengan bicicleta o motocicleta. Son soldados comprometidos que reparten nuestros deseos de manera inmediata a pesar de los riesgos en el campo de batalla. ¿Se contrata la confianza o el confort de contar con el poder económico de adquisición de bienes sustanciales de supervivencia personal así como el de humanos que luchan por nosotros? ¿Un repartidor es un blanco fácil en la pandemia? Ahora, ¿creer en el profesionalismo y sanidad del otro que lleva y trae es un acto de fe? Queremos creer que sí, a pesar de que eso no lo vemos. Tampoco sabemos si los que cocinaron usaban como equipo el kit de protección. Cocinar con un cubrebocas no es nada sencillo. Muchos de nos-otros y de otros grupos sociales, bandas o mafias, confían en fuerzas sobrenaturales que rondan entre la incredibilidad científica y el misticismo religioso como aliados del destino. ¡No! ellos ya son los sobrevivientes de nuestros Antes y Después de la era digital.
¿Es seductivo para los demás que sepan lo que estás pensando al inicio de entrar al Feis Buu? ¿Nuestros deseos tienen poder de convocatoria? ¿Con quiénes? Los espías y los bots ya nos descubrieron como conspiradores desde nuestra propia inocencia, somo culpables por publicar. O mejor dicho: ET POST ERGO SUM.[7]
El tianguis punto com, o autoservicio a domicilio
El “ahora” no es un algoritmo artificial sino un virus que nos distancia para salvarnos de nosotros mismos. En la celebración por hacer contacto, el Covid19 hace contagio y nos indica que estamos cerca pero a la vez mas lejos de hacer algo por la vida en general. Y esto por la mala costumbre de que sea la economía la ciencia que nos regule la vida. Pero, ¿los valores naturales están equivocados? Es una paradoja que el amor y la cercanía se vuelvan más peligrosos en este momento. ¡Dar la mano o saludar de beso es promover el peligro! Se ha vuelto una antitesis de la paz y la salud.
Ahora estar es una posibilidad de contagio masivo, ha hecho que los rituales de afecto se vean interrumpidos. ¡No hay abrazos! Paradoja infame de mal gusto. Todos somos sopechosos de ser agentes patógenos, létales, abiológicos e innaturales. Y peor aún, los rituales de despedida se han disgregado, no hay posibilidad de decir adios al cada ver de todos los días, unos ni siquiera tuvieron tiempo y por lo mismo se quedaron en un cementerio improvizado. Las cenizas que a veces se devuleven a los familiares son garantía de que el virus se ha exterminado.
¿Somos inocentes pero culpables? No lo sabremos.
Zoom, Meet, Jitsu Meet, plus los que estarán por aparacerse o no menciono, son la onomatopeya del asombro ahora mismo, nuevos emoticonos por definirse y decifrarse, pero también son una de las soluciones para hacer mitin en nuestros universos paralelos de subjetividades por vía de la realidad virtual. La multipantalla que ahora se genera y se hace costumbre es una multiconexión que permite una nueva visibilidad de contacto en el presente inmediato. Otro punto más para la videovigilancia. Desde lo lúdico hasta lo académico y lo artístico pasando sobre los negocios y lo sobrenatural, muchos de nosotros ya hemos vivido algo así de esta manera en tiempos de monarquía viral o coronavirus. Pero a pesar de la inmediatez, ya hay infinidad de dudas y quejas por la manipulación de datos desde la App de videoconferencias Zoom y que por tanto, en vez de solución, ya generan maltrato directo en nuestros cuerpos. Hace poco la charla de un gran artista se vió hackeada por una intromisión que hacía un homenaje a la idiotez. Otro tipo de brutalidad.¿Otro Big Border Line? ¿Somos a la vez un videovigilante de una vida agena y a la vez el objetivo voyerista de que todos los días necesitamos ser visibles? ¿Estamos o no semos? No lo sabemos, pero este multicontacto de experiencias resuelve necesidades, pero también nos ubican en un ciencia ficción hiperrealista, cada pantalla porviene de una galaxia diferente. Hemos logrado otra hiperconectidad virtual desde la desconexión analógica porque los cuerpos somos peligrosos.
Los afectos se construyen cuando una orquesta de más de veinte músicos logra la sincronía entre cada cuadro independiente del que forma un conjunto en una sola pantalla, es asombroso y conmovedor. Y de estos eventos de pantallas coordinadas no sólo en la multiculturalidad sino en la multipresentación de modos. Ya nos comenzamos a acostumbrar. Vemos desde artistas, performers, orquestas musicales de todo tipo, solitarios duplicados, dúos en una sola transmisión independiente pero sincronizada, tríos, danza contemporánea, y hasta público en general aprovechando la “reclusión” como una propuesta creativa, logrando verdaderas composiciones de gran intensidad emotiva. Se ha comprendido de forma muy rápida que la multipantalla es un lenguaje no sólo por la interconexión in situ sino por los modos de coordinación, presentación, distribución y consumo.
La era digital remplaza ya casi por completo, al menos en estos momentos, a los valores artesanales del viejo, venerable, experimentable y nostálgico manual del contacto directo.
Tendremos que tener cuidado con nuestras preferencias y gustos, y sobre todo activemos el algoritmo de alerta para toda la basura digital que se avecina en futuras elecciones. Por lo pronto, en lo que respecta a Donald Trump y las próximas elecciones: vote him away!
“Hasta la vista Baby”, nos vemos vía Zoom, Meet, Google Class, o a través del “feis”, en un “instagram de segundo”.
Yes, you are, but not.
To be continued
César Martínez,
Terrortitlán City
NOTAS
[1] Para comprender más sobre el tema mire el largometraje La vida de los otros dirigido por el alemán Florian Henckel von Donnersmarck en el año de 2006. La película narra los últimos años de la RDA y nos muestra el control de la terrorífica policía secreta La Stasi que ejercía sobre la vida de los demás. En este caso se espía la vida de intelectuales y artistas que ponen en un dilema y aprietos al agente que los vigila (dedica su vida a la vida de otros) y que se siente atraído por la libertad e inteligencia creativa de quienes está vigilando. Puede mirarla con subtítulos en español en https://www.youtube.com/watch?v=QhH3oBmxZ3c
[2] En clara alusión al cuento más breve del mundo escrito por Augusto Monterroso.
[3] https://www.elconfidencial.com Última consulta 27 de junio de 2020.