1. EL CAOS EN EL MUNDO
El orden imperfecto
Todas las mitologías y religiones contemplan la existencia del mal. Las catástrofes naturales, las guerras, la muerte y el sufrimiento, la degradación de las cosas, etc. son síntomas de la imperfección del mundo. Revelan la impotencia de los dioses y las religiones, incapaces de amparar a los humanos.
En todas las cosmologías, dioses y demonios luchan desde el inicio de los tiempos. El mundo se mantiene en un equilibrio frágil. Orden y desorden, creación y destrucción, se suceden de forma cíclica. Frente a dicha convulsión, los humanos recurren a divinidades tutelares y se rodean de figuras protectoras.
Las fuerzas del caos
En la mayor parte de las culturas, el imaginario colectivo ha creado figuras ambivalentes, transgresoras, subversivas: héroes o dioses que se distinguen de las demás divinidades por su impureza original. Esta figura del «perturbador divino» se manifiesta de Egipto a Japón, de Grecia a Alaska, de Brasil a Benín. Sus hazañas y fechorías han dado lugar a gran número de cuentos y relatos tradicionales y seculares. Frente al orden regido por la razón, representa lo salvaje y lo sagrado, la desmesura descabellada, la confusión de las normas, el movimiento y la quiebra de las categorías sociales. Es el caos generador que atenta contra el inmovilismo.
2. EL DOMINIO DEL CAOS
Los mediadores
Para mediar con las figuras del caos, los humanos cuentan con una herramienta de comunicación, el rito, que permite dominar los desequilibrios naturales, personales o sociales recuperando el orden y la armonía.
Payasos sagrados
Entre los «hombres límite», en contacto con el más allá, destacan los «payasos sagrados», presentes en distintas tradiciones y continentes. Son bufones rituales que tienen como misión hacer visible lo censurado, lo rechazado, lo reprimido de la sociedad. No respetan nada ni a nadie, y su aparición en las ceremonias más solemnes acostumbra a ser motivo de escándalo.
Iniciación
Los espíritus eligen a los mediadores y les someten a un proceso de iniciación largo y doloroso que conlleva convivir peligrosamente con lo sagrado. Cuanto más salvajes son los espíritus, más violentos, imprevisibles y generadores de caos se muestran.
Viajes cósmicos
Vuelos mágicos, ritos de ascensión mediante escaleras, árboles cósmicos o mástiles, experiencias extáticas de levitación, viajes al fondo del mar sobre un pez, bajo la tierra en una hormiga o a lomos de un animal volador. Los maestros del caos son especialistas en atravesar el difícil abismo espacial que separa la tierra de los humanos del mundo de los espíritus.
Psiconautas
Un psiconauta es una persona que explora la psique con la ayuda de plantas psicoactivas que alteran la percepción y abren la vía hacia otros mundos. Su estado modificado de la conciencia le permite hablar con los espíritus, incorporar conocimientos sobre plantas y animales, y experimentar distintas metamorfosis.
Espíritus auxiliares
Los espíritus auxiliares guían al mediador, le muestran los itinerarios a seguir en las regiones extraterrestres, le advierten de los peligros y le prestan ayuda en su lucha contra las fuerzas hostiles. El mediador conoce a sus espíritus protectores al ser elegido y puede contar con varios de ellos, considerándose más fuerte cuantos más posea.
El vuelo
El chamán abandona su condición humana y viaja al mundo de los espíritus: se trata del vuelo místico. Su ascensión o descenso al reino de las sombras tiene como fin el bienestar de su comunidad.
Metamorfosis
Los maestros del caos practican un arte teatral que alcanza su máxima expresión en la metamorfosis. En algunas regiones, para viajar, cazar o sanar, los chamanes deben transformarse en animales.
Objetos del poder
La muerte, la enfermedad, las catástrofes naturales y la violencia humana se encuentran en el origen de numerosas prácticas rituales. En ellas, los iniciados utilizan distintos objetos como receptáculos de poder: materiales frágiles, de uso común, precarios o residuales, donde se concentran las fuerzas ocultas. El secreto añade poder al objeto uniendo a quienes los comparten y alejando a los demás.
La enfermedad
La enfermedad es una de las manifestaciones del caos individual, reflejo del caos cósmico. Recuerda al ser humano la transitoriedad del cuerpo y la ambivalencia del otro mundo, porque a menudo el dios que sana es también el que provoca la enfermedad. La muerte y la enfermedad son tan necesarias como la vida.
El exorcismo
En los sistemas animistas, la enfermedad puede ser también el resultado de una intromisión negativa de los espíritus. Entra en juego entonces la noción de exorcismo. La labor del exorcista consiste en localizar la fuente del caos en el poseído y expulsarla para restablecer el bienestar del paciente y permitir que vuelva a la «normalidad».
3. LA CATARSIS
La suspensión del orden cósmico
La efervescencia de las celebraciones representa la suspensión del orden del mundo, sustentado en el trabajo y el ritmo diario. Estas explosiones y excesos, a menudo estacionales, son necesarios para renovar la naturaleza y la sociedad. El mundo se rejuvenece. Lo sagrado, que se deteriora a causa de expiaciones y tabúes, vuelve a ser soportable gracias a dichas expansiones.
Lo «musicalizado»
La música constituye un elemento fundamental en estas coreografías del caos que pretenden liberar al cuerpo. El trance no es tan solo un impulso histérico; controlado de principio a fin, adquiere una función social: el baile frenético supone un acto catártico.
Las bacanales
Los excesos colectivos forman parte de una tradición ancestral. Las bacanales son ritos relacionados con Dioniso, el dios que suplía a Apolo cuando este se ausentaba durante el solsticio de invierno y la oscuridad dominaba el mundo. Origina la división del año humano y los ciclos divinos: uno consagrado a Apolo, otro a Dioniso, el usurpador.
Conjuros profanos: el arte contemporáneo
La risa y el disfraz son mecanismos de transgresión que permiten saltarse los patrones sociales. Como los héroes civilizadores de las sociedades arcaicas, los artistas, subversores indispensables, contribuyen a hacernos más soportable su carga.