En la extensa trayectoria como artista visual de Saúl Kaminer, existe un interés en torno al estudio de los territorios con una consistencia simbólica capaz de transportar al espectador a estados emocionales complejos; la obra tiende a emerger desde espacios imaginarios, combinando distintas realidades que ordenan y desordenan las superficies. Los materiales que utiliza modulan fuerzas que se contraponen y colisionan y las incorpora en un solo ambiente pictórico que fluye.
En esta muestra reconocemos ciertos ejes problemáticos que dan lugar a la reflexión sobre las posibilidades y limitaciones de la percepción de los espacios tridimensionales, al tiempo que nos empuja hacia un cuestionamiento de la propia subjetividad contemporánea. La creación de procesos formales-espaciales intentan confrontar a la percepción con lo inconcebible y la apropiación de lenguajes simbólicos es central para reconocer la perspectiva óptica que será reemplazada por una representación que convierte los planos en espacios, las líneas en figuras y los colores en emociones. La obra de Kaminer despierta el interés que se inicia en los cuerpos y se despliegan sutilmente dimensionando el espacio circundante.
Gabriela Galindo
La tierra en el cielo
Christine Frérot
Historiadora y crítica de arte
La oposición de luz y sombra, entremezclándose metafóricamente para crear una dialéctica tanto estética como existencial, resume tal vez en sí mismo la madurez de una obra que encuentra, en esta última presentación del artista, a un tiempo pintor, escultor y grabador, la culminación de un proceso sensible e intelectual coherente donde vida y obra se entrelazan sin cesar. Refleja igualmente cómo el desafío al espacio encontró su plenitud en el juego entre vacío y lleno, entre plano y volumen, contrastes que fundan la escencia profunda de su reflexión estética: aquella en la que las oposiciones se diluyen, al tiempo que se nutren mutuamente, afirmando así la complejidad de toda creación artística.
Su obra se afirma cada vez más leve y aérea; rectas y curvas desarrollan una coreografía singular favoreciendo una organización espacial que elimina todo elemento susceptible de parecer "anecdótico". El recorte sutil (y hábil) que apreciábamos en su universo figurativo está hoy al servicio de una geometría en la que los límites del espacio parecen borrarse paulatinamente. Si en esta construcción fragmentada, aunque controlada, el color desempeña un papel esencial, el dibujo ha ocupado desde siempre, en Kaminer, un lugar fundamental como el esqueleto invisible de esas formas y esas líneas imbricadas, cuya estética no deja de recordarnos la de un cinetismo revisitado, o tal vez un minimalismo. Sin embargo, en sus composiciones abstractas, en sus ondulaciones, recortes, fragmentaciones, marañas y destellos de color, la naturaleza nunca está lejos.
Transparencia, equilibrio, movimiento, evanescencia y corporeidad son los desafíos estructurales y formales que el artista afronta desde hace muchos años, en una obra muy personal que, en esta exposición, encuentra su plena realización. Una de sus obras más recientes, Líneas de vida, óleo sobre lienzo de 2023, ofrece a los visitantes otra propuesta sobre la relación entre las formas, confirma el trabajo sobre luz y sombra al que Kaminer nunca dejó de aportar tantas interrogantes como soluciones plásticas y constructivas.
Maestro tanto de la línea como de la forma y del color, la obra abstracta de Saúl Kaminer da lugar, sin duda alguna, a un "imaginario" que se construye entre oposiciones, sean estas estructurales o polícromas, o, como lo dice él mismo, en ese intermedio que va de la sombra a la luz, de la claridad a la oscuridad.
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