Conocí al Gritón justo cuando cuando empezaba con su aventura de hacer una revista electrónica, en aquellas épocas en que para entrar a ese mundo del Internet había que sacrificar la línea telefónica y conectarse con un módem que hacía un ruido que era como el auténtico aullido de un alien en penintencia...
Gritón sabía, desde aquel entonces, que la red tenía un enorme potencial, y lo sabía no sólo por su enorme capacidad intuitiva (y científica) sino porque todos los que seguíamos de cerca los movimientos zapatistas iniciados en 1994, sabíamos que una de las fuerzas que el subcomandante Marcos habia utilizado para fortalecer el movimiento del EZLN, había sido la comunicación vía internet con la prensa y los medios de comunicación internacionales y con ello logró provocar un enorme estruendo en todo el mundo, incluso antes de que el diabólico Salinas lo supiera.
Gritón no sabía programar, ni conocía los códigos html, pero se las ingenió para bajar programas gratuitos y tutoriales; y sin saber bien cómo, armó los primeros números de la revista. Fue en esa época cuando me topé con él y dio la casualidad de que yo tenía una enorme pasión por el arte y me ganaba la vida haciendo sitios web. Y así fue como empezamos a armar ese espacio reconocido como Réplica21 y aquel puntual slogan salido de boca del Gritón: Obsesiva compulsión por lo visual.
Éramos unos obsesivos de lo visual, de lo imaginativo, de la tecnología, de la palabra, del rock, de la justicia y de lo irreverente. Eso fue lo que selló nuestra amistad y los años nos permitieron compartir proyectos editoriales, de arte, libros, música, sueños, fantasías pero sobre todo, una auténtica complicidad, carcajadas enormes, compatíamos la alegría de vivir, el buen comer, y un sin fín de brindis con vinos, vodkas y mezcales, que gozamos acompañados con Led Zepellin, Sun Ra y Patti Smith.
Cuando nos atrapó la pandemia, le comenté a Gritón que era tiempo de inventar una nueva publicación electrónica que nos permitiera estar en contacto y comunicarnos (Réplica21 ya se había puesto a dormir años antes). Estábamos aislados, confinados, no había exposiciones, ni presentaciones. Había que inventar algo que nos permitiera sobrellevar el encierro.
Como era de esperarse su respuesta fue: "¡Eso, Gabi! ¡Superbién!"
Empujada por su entusiasmo, nació El Rizo Robado, entre muchos proyectos que hicimos en conjunto y que fueron el producto de nuestra historia y complicidad de casi 25 años de amistad; mi eterno agradecimiento por su confianza y su cariño infinito. Lo extraño y extrañaré siempre.
A continuación les comparto un texto que escribí sobre una de sus exposiciones titultada "Mujeres desnudas, paisajes y seres de otros mundos" en la Galería Stella Magni; texto que fue publicado en La Jornada, el 24 de octubre, 2013.
Mujeres desnudas, paisajes y seres de otros mundos
En cierta ocasión le preguntaron a Renoir cuál era la moda en vestidos de mujer que más le había gustado pintar, a lo que respondió que lo que más le gustaba era la moda que nunca pasa de moda: el desnudo.
El desnudo (y sobre todo, el femenino) es tema inagotable en el arte, porque no hay nada más versátil en su forma, en su movimiento y en sus expresiones que el cuerpo; y no hay nada más atractivo y a la vez más perturbador que el cuerpo desnudo.
La contemplación de un cuerpo desnudo produce una compleja mezcla de deseo contenido, restricciones morales, prejuicios y emociones encontradas, que nos confrontan con la fuerza de la expresión y la vulnerabilidad de la desnudez expuesta. La sutil asimetría de los cuerpos imperfectos (porque todos los cuerpos son imperfectos) es el gran atractivo y posiblemente donde reside su gran belleza.
Al igual que Renoir (y tantísimos otros), Antonio Gritón ha descubierto esa fascinación por el cuerpo. Cada semana se reúne en su estudio con un grupo de colegas, amigos y allegados; acomoda mesas y sillas, y extiende telas floreadas por el piso para crear el escenario donde posará la modelo en turno. Mientras todos los demás trazan líneas y bocetos de la joven en sus distintas poses, Gritón saca una colorida paleta de óleos brillantes y se lanza en pleno trance a captar la esencia de las emociones más profundas y las expresiones más sutiles de esos cuerpos, que son mucho más que líneas, curvas y formas: son historias, emociones, recuerdos y anécdotas de mundos reales mezclados con los imaginarios.
La emoción guía, conduce y a la vez trastorna nuestras percepciones, y cada objeto hacia el que está referida nuestra emoción va cargado de nuestra propia historia.En la exposición Mujeres desnudas, paisajes y seres de otros mundos, cada cuadro es una mujer, es un nombre, una vida, un color que domina y es a la vez un paisaje. Paulina es la luminosidad de ojos dorados; Viridiana es la que habla de poesía contemporánea; Angie resplandece entre flores y tatuajes.
En todos se percibe la fuerza de 'lo femenino'; no solamente en la serie de pinturas que son el resultado directo de las sesiones con las modelos; incluso los paisajes huelen a perfume y hasta esos seres de otros mundos que parecen sacados de un manga japonés tienen un toque femenino. En cada una de las obras hay un encuentro de sujeto y objeto (sujeto-mujer/ objeto-cuerpo), una confrontación de lo femenino con lo masculino y una interrelación entre idea y naturaleza. Pero ninguno de los dos opuestos predomina nunca sobre el otro se mantienen en una oposición dialéctica equilibrada, gracias al color y la tonalidad sugeridas.
George Steiner dijo que la imagen artística es una ficción verdadera, y lo podemos corroborar en la obra de Gritón quien, en el acto de pintar, lo percibido, el recuerdo y la invención van de la mano guiando cada una de sus pinceladas.
Con esta exposición Antonio Gritón alcanza lo que Jean Cocteau decía sobre la pintura abstracta que, según él, tenía la capacidad de crear naturalezas, ya que su origen no es la imitación de lo que existe, sino la creación de realidades nuevas. De esta manera, Gritón crea paisajes con tintes naturales pero que no "recrean" nada de lo real, porque el paisaje en realidad no existe; y desnudos que, aunque esos sí son reales y cada uno lleva su nombre, hay que inventarlos con la imaginación, porque la imagen no es la representación de lo visto, sino de lo captado a través de la más abierta y franca emoción.
La exposición se inauguró el pasado 6 de octubre en la Galería Stella Magni, localizada en Parral 30, en la colonia Condesa, a tres cuadras del Plaza Condesa.
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