Criminal es una serie que, dentro de las cientas de tipo policial que encontramos en las plataformas de streaming, destaca de forma brillante por su formato casi único y su modo de realización. Ni un solo balazo, sin persecuciones, sin ríos de sangre o escurrimiento de vísceras, todo ocurre en la estación de policía, dentro de la sala de interrogatorios donde, casi como obra de teatro, vemos al sospechoso que está siendo cuestionado y del otro lado del espejo, al equipo de detectives que analizarán hasta el último detalle de la entrevista.
En una trilogía de episodios en cada una de sus versiones (Alemania, Francia, Reino Unido y España), toda la trama y la mayor parte de los diálogos se centran en el interrogatorio de un sospechoso diferente y un crimen diferente en cada capítulo. En "Edgar", el primero de la versión inglesa, David Tennant interpreta a Edgar Fallon, un médico acusado de violar y asesinar a su hijastra. Sabemos desde el principio que algo no está bien en tanto que, dentro de las primeras casi 20 horas del interrogatorio, Fallon se limita a una seca respuesta que no va más allá de "Sin comentarios". La hijastra ha sido asesinada y los detectives "saben" que Fallon es responsable, pero no es sino hasta el final de su detención cuando la policía comienza a presionarlo ¿Por qué la policía cambió de táctica 23 horas después de las 24 en las que legalmente se le permite retener a un sospechoso?
Los policías entran y salen pavoneándose de la sala de entrevistas, haciendo bromas ácidas y tratando de incitar a sus entrevistados a tropezar o decir algo de lo que se arrepientan. Criminal parece ser un drama descarnado, intenso y realista, pero no como los que Hollywood nos ha acostumbrado a ver. El drama se presenta solo a través del diálogo, de la palabra y de lo que vamos entendiendo a partir de la narración de los hechos.
Sin nada que equilibre los lados groseros, antipáticos y sarcásticos de los entrevistadores policiales, lo cierto es que nunca llegamos a conocerlos bien, ni a ellos ni a sus sospechosos. Sólo sabremos lo que nos dejan ver dentro de la entrevista. Con capítulos más logrados que otros, hay que destacar los sorpresivos finales en algunos. Por ejemplo, el capítulo de Julia (Reino Unido) que comienza como una entrevista de rutina a la esposa de un asesino convicto y poco a poco la historia comenzará a dar un vuelco inesperado; o en la versión de España, el episodio de Isabel, una joven que debe explicar porqué dejó a su hermana menor con autismo sola en la bañera y como este acto de aparente descuido terminó en la tragedia de la muerte de la niña.
Criminal es una serie que no atraerá a aquellos que buscan acción, crímenes descarnados o asesinos seriales, con la detective sagaz o el policía bebedor e irreverente que no sigue las reglas. Tampoco es para aquellos que quieren descubrir, antes que termine el capítulo, quién es el culpable o el autor intelectual y esperan que todo termine en la revelación de una gran conspiración de policías corruptos. Criminal es, en su mayor parte, una asombrosa muestra de moderación, que nos revela lo que sucede cuando personas, aparentemente comunes y corrientes, acaban en el banquillo de los acusados. Cada episodio es una hora libre, diseñada con precisión, sin desperdiciar un solo plano o ritmo y es una valiosa adición al canon del crimen.
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