señoras del Saber

Sofía Echeverri texto de Zyanya Mariana

Marzo, 2021

 

Sofìa Echeverri: Señoras del saber Señoras del saber, (instalación) 2020.

 

Esta serie de cerámicas con cuerpo de tela surgen de la serie Pedir la lluvia, pues hay referencias estéticas claras de las diferentes festividades que realizan los puebos originarios para dar inicio a los ciclos agrícolas. La serie es una paráfrasis de las figuras de papel amate recortadas que realizan los brujos y curanderos en el pueblo otomí de San Pablito, Municipio de Pahuatlan, Puebla. Los espíritus son representados por los muñecos. La ceremonia la realizan los curaderos con los figuras de papel amate para realizar limpias a los enfermos. Las figuras representan los Señores que tienen el poder de curar. La serie propone que sean señoras las que representen los diferentes atributos. Los materiales de las piezas son: cabeza cerámica, cuerpo textil de prendas de la artista recicladas, cortes en MDF policromados y algunos elementos naturales como plumas, madera, piel de animal, ixtle y pelo de caballo.


La instalación consta de 10 figuras que están colocadas en círculo, todas mirando dentro del mismo, forma que recuerda la práctica de un ritual. Las piezas serán colocadas en una base redonda de 18cm de altura. Sobre el círculo de Señoras una vocina suspendida que reproduce la voz de 10 mujeres de origen indígena que pronuncian frase por frase y en turnos, la canción de el violador eres tú de LasTesis. Las 10 voces junto con las 10 esculturas representan el número oficial de feminicidios que se perpetran cada día en nuestro país.
Las 10 lenguas indígenas que se incluyeron en la pieza son: maya, náhuatl, tlapaneco, mazateco, tseltal, tzotzil, chinanteco, zapoteco, mixteco y mixe.

"antenoche fui en tu casa
tengo un espejo escondido"
canto otomí para carnaval

 

En 1971, en el pueblo Otomí de San Lorenzo Achiotepec, dada la excepcional sequía, las tradicionales figuras antropomorfas, recortadas en papel amate para pedir la lluvia, se materializaron en muñecos de tela vestidos con los elementos fundamentales del universo. Representaban las fuerzas de la noche, deidades encargadas de la lluvia, y estaban acompañados de los señores del maíz, del chile, del frijol y de las plantas cultivadas. Esta insólita ceremonia precristiana, organizada por un chamán, es paralela a la que convoca Sofía Echeverri con sus diez Señoras del saber.

 

                  A diferencia de las creencias, o de los sistemas de representación, que nos permiten decodificar culturalmente lo que nos rodea; y a diferencia del conocimiento, hijo del tiempo, que va de la piel a la consciencia; el saber organiza la materia. Es lo que los griegos llamaban tekné y oponían a la praxis, a la acción. En el mundo simbólico, riguroso y fundacional, el saber se utiliza para fabricar y construir lo inexistente. Los sabedores lo repiten, y al repetirlo como rezo, lo llenan de los por qués necesarios para transformar las fuerzas de lo natural en artificios.


                  Aunque las mujeres han detentado los saberes invisibles de la crianza, el alimento y el vestido, los saberes del poder han sido tradicionalmente reservados a los varones. Son ellos quienes conocen los secretos técnicos de la milpa (semillas, fertilidad); del calendario que descifra los cielos y favorece la lluvia (universo, luz y sombra); de las fuerzas corporales y terrenales que nos recorren (salud, protección); del culto a los ancestros que regeneran la vida (profundidad); de los mitos cosmogónicos que se recitan y fortalecen a la comunidad (sangre e identidad). 

 

                  En calidad de chamana convocante Sofía Echeverri materializa, con pedazos de su ropa, cerámica, plumas y objetos varios, las señoras del saber. Surgidas de una serie previa de pinturas y cerámicas que fracturaban el tradicional saber masculino de Pedir la lluvia; las 10 muñecas colocadas en círculo cual morada sagrada y envueltas con las coplas chilenas de LasTesis cantada en diez lenguas nacionales originarias — náhuatl, tlapaneco, mazateco, chinanteco, zapoteco, mixteco, mixe, tzeltal, tzotzil y maya— se convierten en una alegoría de los 10 feminicidios diarios. De ahí, que la instalación Mecanismo del cosmos  también invoque, como canto sagrado, el fin de la estructura actual de crimen e intimidación en contra de las mujeres.

 

Zyanya Mariana

 

El violador eres tú      

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